Es fácil entender para qué sirven los estilos de citación. Ahora, comprender cuándo debe citarse un trabajo ya no es tan sencillo. Descubre por qué.
El por qué que no resuelve el cuándo
Te planteamos un ejercicio sencillo: pregúntale a tu tutor de tesis o a un docente de confianza por qué debes citar en tus trabajos académicos. Es probable que, sin titubeos, el tutor te explique que es necesario para evitar el plagio, para dar pertinencia a lo que se afirma o porque así lo exige la universidad. Ahora, si haces el mismo ejercicio, pero con la pregunta “¿cuándo debo citar?”, es probable que la respuesta ya no sea tan inmediata y segura; las dudas empiezan a surgir en ese punto.
Esto pasa no porque el tutor sea ignorante: pasa porque citar es, básicamente, un arte. Saber por qué debemos citar en un trabajo académico no resuelve la duda sobre cuándo citar. ¿Se puede citar en las conclusiones? ¿Es posible no citar en un trabajo corto? ¿Se requiere citar cuando a lo que se pretende hacer referencia es un hecho muy conocido?
Citar cuando sea pertinente
Fulda (2008) explicó que una persona debería citar sólo cuando existan razones pragmáticas para hacerlo (p. 60). Este es el criterio más sencillo. Pongamos dos ejemplos e intentemos reconocer en cuál de ellos resultaría necesario citar por cuestiones pragmáticas:
- El agua es una sustancia fundamental para la vida del ser humano.
- El COVID-19 incrementó el índice de violencia doméstica en Argentina.
En el segundo ejemplo, “el COVID-19 incrementó el índice de violencia doméstica en Argentina”, resultaría útil citar porque la referencia validaría la afirmación que se ofrece. En el primer ejemplo no tendría sentido citar porque, vamos, ¿a quién se le ocurriría pensar que el agua no es una sustancia fundamental para la vida? Es como que queramos explicarle a un amigo que nos golpeamos con una pared y nos dolió porque, según la NASA, las paredes son sólidas y pueden producir molestias en seres vivos que impacten a velocidades altas contra ellas.
Las reglas salvajes aparecen
Por supuesto, nunca faltan los expertos que buscan sistematizar el uso de las cosas, por más que esto sea una labor quizás inabarcable. No nos malinterpretes: sistematizar está bien y es necesario, aparte de útil, pero debemos reconocer que lo que se presente en dichos esfuerzos no representará una biblia a la que contradecirla sería lo mismo que sumergirse en la herejía. Útil, sí, pero con sus reservas.
Un ejemplo de este esfuerzo de sistematización vino de la mano de Garfield (1996), quien enlistó algunas razones comunes que hacen necesario citar trabajos previos al nuestro:
- Presentar un concepto bajo un enfoque específico.
- Explicar los antecedentes de un estudio.
- Sustanciación de alegatos.
- Autenticar datos o hechos.
- Desestimar ideas ajenas.
- Criticar ideas a raíz de posturas ajenas.
- Explicar una metodología.
¿Son las únicas razones? No. Hay otras, como dar crédito a alguien por una idea o demostrar falencias en las argumentaciones en trabajos pasados. Incluso, el propio Garfield (1996) aseveró que cada trabajo tendría criterios únicos para considerar cuándo citar (p. 456). En este orden de ideas, un corto ensayo crítico tendría criterios sobre cuándo citar muy diferentes a los que tendría un trabajo de grado; en el primero citar podría ser prescindible, mientras que en el segundo sería lo contrario.
Entonces, ¿cuándo citar?
Cuando sea útil. Nosotros consideramos que citar debe restringirse a momentos en donde lo que se explique deba cimentarse en estudios previos que demuestren lo que se afirma o que den verosimilitud a la postura que se presenta. Debemos mantener una constante pregunta en nuestras mentes: ¿citar esto hará que lo que quiero expresar sea más convincente? También debemos alejar de nuestras costumbres ese vicio de citar hasta lo obvio. Sí, no todo el mundo sabe todo y siempre habrá alguien que no sepa que dejar de beber agua pueda matarlo, pero ello no implica que debamos explicarlo todo. Debemos concentrarnos en el público que se supone leerá nuestro trabajo que, en teoría, manejará los conceptos básicos y hechos evidentes sobre aquello de lo que se hable.
Referencias bibliográficas
Fulda, J. (2008). Citation Ethics: Practical Ethics on How and When to Cite Sources in Articles. Journal of Information Ethics, 17(1), 54-67. https://doi.org/10.3172/JIE.17.1.54
Garfield, E. (1996). When to Cite. The Library Quarterly, 66(4). https://doi.org/https://doi.org/10.1086/602912