Twitter es una red social ampliamente utilizada por personas de cualquier edad, de cualquier parte y de cualquier ámbito, pero, ¿puede ser útil académicamente hablando?
Conociendo a Twitter
Twitter es una de las redes sociales más utilizadas en el mundo, aunque la cantidad de usuarios por día de esta red social es baja con relación a otras plataformas, como TikTok o Instagram. Pese a esta diferencia en popularidad, Twitter se mantiene relevante gracias a una característica que le diferencia ampliamente del resto de espacios sociales digitales: la información.
Naturalmente, todas las redes sociales son capaces de exponer información, pero Twitter enfoca la experiencia del usuario a la redacción de contenidos cortos y que, por lo general, se difunden con finalidades informativas. Esta información puede ser variada: desde lo que está haciendo una persona un día domingo, pasando por un comunicado de una institución pública, hasta la exposición de una amplia opinión de un filósofo acerca de un tema de actualidad.
En cualesquiera de estos casos, Twitter acerca al creador del contenido a los usuarios que le siguen o que pueden ver su publicación de una forma tal que se estimulan acciones como los comentarios, el debate o la difusión. Es decir, Twitter ofrece una experiencia más interactiva e informativa que, por ejemplo, TikTok (enfocada a ver videos cortos con una capacidad de interacción más limitada entre el usuario y el creador) o Instagram (que direcciona su propuesta al seguimiento de personas de interés para conocer sobre sus actividades diarias mediante fotos o videos). En estas dos últimas redes sociales también es posible interactuar como se hace en Twitter, pero las posibilidades son más limitadas y no se estimulan tan evidentemente.
Como Twitter estimula el debate, la difusión y la generación de comentarios, resulta normal que la información que se pueda encontrar en esta plataforma pueda ser de mucha utilidad. ¿O acaso la opinión extensa de un economista reconocido a nivel mundial, expresada en Twitter, no sería de gran valor como referencia para un trabajo académico? Lo sería, claro. Pero no todo lo que brilla es oro.
La veracidad de la información plasmada en Twitter
Supóngase que un politólogo de renombre y con amplios estudios se toma la molestia de exponer en diversos tweets (el tweet es el nombre de los mensajes creados por los usuarios en Twitter) su opinión acerca del conflicto entre Rusia y Ucrania y las consecuencias que este tendría para el mundo. A simple vista, se podría creer que esta persona, por sus amplios estudios y reconocimientos, plasmaría una opinión objetiva al respecto. Pero, ¿qué ocurriría si este politólogo tiene una clara preferencia por la política rusa?, ¿y si es una persona abiertamente crítica a la geopolítica estadounidense?, o peor, ¿y si ha abierto un partido político y pretende lanzarse a candidato presidencial en una nación donde el conflicto Rusia-Ucrania puede jugar a favor o en contra de él según qué postura asuma? Estas situaciones generan un condicionamiento de la información que los usuarios de Twitter pueden plasmar en dicha plataforma, siendo esto un elemento clave de cara a la veracidad de la información que se puede hallar en esta red social.
La veracidad de la información en Twitter es uno de los temas más mediáticos y recurrentes cuando se habla de esta red social. La masiva cantidad de usuarios activos y la libertad con la que se puede crear información en Twitter hace que el contenido que un usuario pueda leer en esta plataforma pueda no ser confiable o veraz. Las noticias falsas o fake news, por ejemplo, son de los males más comunes en Twitter y que suelen generar más desinformación en momentos clave del devenir social, como pueden ser las elecciones políticas, crímenes o acciones realizadas por algún famoso.
La información que se halla en Twitter puede ser real o no, veraz o no y funcional o no. También puede existir un punto medio (funcional pero no del todo veraz, por ejemplo). Estas posibilidades dependerían de quién publique la información y en qué contexto. Así, si una organización como la CEPAL o la OMS publica información en el Twitter, es probable que el contenido sea veraz y funcional. Ahora, si el contenido es puesto por cualquier usuario, esta probabilidad de credibilidad baja sustancialmente. Esto no pasa por una cuestión de institucionalización o no de la información, sino por un problema inherente de la sociedad: la falta de crítica y la búsqueda de reconocimiento.
Difundiendo la mentira como verdad
Volviendo al ejemplo del politólogo, si este profesional publica un análisis sesgado y con intenciones claramente personalistas sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia, es posible que la información que presente no sea del todo veraz o que, directamente, no tenga ni un ápice de verdad. El problema radicaría en que, al ser dicho politólogo una persona reconocida y con amplios estudios, muchas personas que lean sus tweets posiblemente consideren su información como cierta y la difundan. Situaciones similares fueron analizadas por Mohd Shariff y otros (2014), quienes expusieron que las personas suelen dar mayor valor y credibilidad a ciertos tweets según las creencias de quien lo publica, su nombre y sus logros. Pero, irónicamente, estos mismos investigadores encontraron que las personas que usan Twitter suelen tener muchas dificultades para juzgar la credibilidad de los tweets, más cuando estos tratan temas de índole político.
Una situación similar ocurre cuando se trata de eventos como los desastres naturales. En estos casos las personas suelen estar ávidas de información y, según el impacto social del evento, cualquier dato que refuerce una idea o un sentimiento podría ser tomado como cierto. El trabajo de Thomson y otros (2012) demostró aquello analizando diversos tweets publicados por personas de todo el mundo durante el accidente nuclear de Fukushima, Japón, en el 2011. El estudio demostró que las personas no japonesas eran más propensas a crear y difundir tweets con información falsa sobre el accidente, mientras que los japoneses eran más proclives a crear contenido veraz y asociado a la realidad de los hechos.
La falta de crítica como motor de la desinformación
Todo este problema de la confiabilidad de la información que se difunde en Twitter pasa por una vertiente clara: la falta de crítica. Las personas que divulgaron información falsa sobre Fukushima pudieron, por ejemplo, buscar el reconocimiento social a través del ofrecimiento de información única (falsa) sobre lo que ocurría. Esto no hubiese sido un problema si los lectores de dichos tweets hubiesen tenido capacidad crítica y no dar por sentado que lo que leían era verdad. Pero esto último no suele ocurrir.
Del trabajo de Fernández López y Perea (2019) se infiere que la credibilidad de la información hallada en Twitter pasa por la ingenuidad que las personas suelen mostrar cuando se topan con ellas. La falta de crítica de los usuarios de dicha red social genera que la información falsa se difunda masivamente, otorgándole a esta un aura de veracidad consolidada en las interacciones que se han dado con ella (cantidad de “me gusta”, cantidad de “re-tweets” o “compartido” y los comentarios a favor del contenido). Por ello, y como resulta natural, la información que puede hallarse en Twitter puede ser útil siempre que se reconozca su veracidad de manera crítica. Sino, puede ser considerada poco más que basura. Para esto último se requeriría de una capacidad crítica funcional por parte de todos y cada uno de los usuarios de Twitter, cuestión bastante difícil de conseguir.
Twitter y su pertinencia en el ámbito académico
Pese a todo lo expuesto, Twitter no podría ser considerada como una plataforma disfuncional para usarse en el ámbito académico. Todo lo contrario: puede ser un medio ideal para ayudar al estudiante, al docente o al investigador a contextualizarse sobre un asunto de actualidad. El detalle es que para que Twitter sea útil para estos menesteres es necesario que quien le utilice sea crítico y capaz de discernir entre una información veraz y una que no, reconocer una información objetiva de una opinión, diferenciar una noticia de una hipótesis, entre otros. Todo depende, así, de la habilidad de tamizado crítico que posea aquel que le dé un uso académico.
Twitter podría ser usado de forma perfectamente válida para contextualizar problemas sociales contemporáneos, para reforzar ideas a partir de la opinión de expertos, refutar posturas citándose críticas de profesionales que usan esta plataforma, entre otros. La idea es, por supuesto, que todas estas acciones pasen por un ojo crítico y que cada tweet sea empleado con base a los estándares de calidad de aquello que se pretende exponer. Así, no sería coherente usar un tweet de un usuario aleatorio de Twitter para consolidar una idea sobre la pobreza en el mundo; sería más pertinente usar el de un activista social de amplia trayectoria sobre este problema o de un especialista en el área.
Ahora, eso no significa que los tweets de personas “comunes” no puedan ser de provecho para el ámbito académico. Si el trabajo que se pretende hacer es, por ejemplo, una tesis para reconocer la opinión popular sobre un evento concreto, las opiniones de cualesquier personas en el Twitter podrían ser perfectamente válidas. También sería válido analizar diferentes tweets aleatorios de cualquier usuario si lo que se pretende es conocer, a partir de ello, cómo las personas perciben un hecho especialmente delicado o controvertido.
Conclusión
Para finalizar, es importante aclarar para cualquier lector de este blog que no es bueno juzgar una fuente de información como “buena o mala” por las creencias comunes que se tengan al respecto. Así como Wikipedia puede ser una fuente excelente de información, Twitter, Facebook, Instagram o TikTok también pueden serlo. Todo depende de la capacidad de reconocer la valía del contenido que se presenta en estas plataformas y, sobre todo, el enfoque de uso que se le da a dicho contenido.
Referencias bibliográficas
Fernández López, M., & Perea, M. (2019). ¿Qué hace aumentar la credibilidad en noticias falseadas? Ciencia Cognitiva, 13(2), 44-46.
Mohd Shariff, S., Zhang, X., & Sanderson, M. (2014). User Perception of Information Credibility of News on Twitter. En M. Rijke (Ed.), Advances in Information Retrieval. ECIR 2014. Lecture Notes in Computer Science. doi:https://doi.org/10.1007/978-3-319-06028-6_50
Thomson, R., Ito, N., Suda, H., Lin, F., Liu, Y., Hayasaka, R., . . . Wang, Z. (2012). Trusting Tweets: The Fukushima Disaster and Information Source Credibility on Twitter. Proceedings of the 9th International ISCRAM Conference –, (págs. 1-10). abril.