El manejo del plagio intencional y no intencional: la frontera entre la citación correcta a incorrecta

El manejo del plagio intencional y no intencional: la frontera entre la citación correcta a incorrecta

El plagio es un problema recurrente en trabajos académicos, tanto el intencional como no intencional. Pero podemos evitar ambos tipos de plagio con citación.

Conozcamos el plagio

El plagio es la acción de tomar ideas de otra persona y hacerlas pasar por nuestras. La palabra plagio significa robo. En la Antigua Roma se le llamaba plagio al hecho de robar niños, esclavos o ganado, en diferentes contextos y momentos históricos. Pero progresivamente se empezó a usar en el contexto artístico, pues hacia el siglo I a.C., el poeta Marcial usó la palabra plagio para referirse a las personas que empleaban sus poemas para recitarlos sin dar el crédito al autor original (Timal y Sánchez, 2017).

Esta asociación del robo de cosas tangibles y de cosas intangibles se dio gracias a la comprensión de que es inmoral apropiarse de la producción de alguien más y hacerla pasar como propia, especialmente si se busca ganar fama, prestigio o dinero usando las ideas y creaciones de alguien más. Esta acción no solo es inmoral, sino también ilegal ya que se puede hacer dinero con lo producimos a partir del talento y creatividad de cada persona. Aunque este concepto legal y la protección es más moderno.

Actualmente, para englobar toda producción intelectual que puede tener un fin técnico o artístico se le denomina propiedad intelectual. Cuando escribimos, dibujamos o diseñamos algo, producto del ejercicio mental, y los ponemos en un papel o un medio digital, nos pertenece solo a nosotros; se convierte en una propiedad. Es lo mismo que adquirir legalmente un bien, como un auto, o confeccionar de manera física joyas. Es una propiedad individual.

Esta propiedad que se ha creado se puede monetizar, por ello, la ley protege esta forma de producción mediante la denominación derechos de autor o copyright, por lo que nadie más puede usar esa producción y mucho menos ganar dinero con ello sin consultar, compartir y publicar el autor original.

Ahora bien, cuando se produce un texto técnico o académico, también se es autor intelectual y propietario de lo escrito, aunque este no esté compuesto exclusivamente de las palabras propias, como podría ocurrir con una ficción, ya que, dependiendo del texto y del público al que se dirija, muy probablemente se requiera usar multiplicidad de fuentes que soporten la idea desarrollado, por ejemplo, mediante datos estadísticos que otra persona recopiló.

Por el uso de fuentes en los textos técnicos y académicos es necesario concatenar bien las ideas usadas y remarcar qué aspecto, dato, conclusión, aporte, visión, expresión, aseveración o juicio es propio y cuál ha sido tomado de otro autor, por lo que se apela a la citación y los estilos de citación. En este proceso de citación hay dos posibles escenarios, que se cometa plagio intencionalmente o sin intención. Veamos en detalle.

Plagio intencional

Ocurre cuando, por falta de información, tiempo, creatividad o cualquier otro problema, se toma textos, datos o perspectivas de otros autores para hacerlos pasar por propios. Esta acción es bastante recurrente, sobre todo cuando se tiene que completar deberes en poco tiempo, con requerimientos complejos o se carece de experiencia con la redacción. Ahí, la tentación de tomar esa bonita redacción surge y hace tambalear la brújula moral de cada persona y se puede terminar cediendo a ella. Eso, si es que hubo un amago de buena intención, porque también es común que, por no tener estima al aprendizaje ni respeto por la educación, simplemente algunas personas toman trabajos de internet y piensan en “nadie se dará cuenta”.

En estos casos no hay accidente, es un acto deliberado e intencional. ¿Cómo evitarlo? Practicar mucho, leer mucho, aprender y practicar. Se mejorará la redacción y la fluidez de las ideas a través de la práctica y la corrección. Si ya vienes practicando la redacción a lo largo de tu carrera y no has pillado el truco y aun se te complica mucho, debes pedir ayuda. Existen cursos de redacción, tips, guías, etc., de las cuales puedes estudiar para desarrollar la habilidad.

Igualmente debes considerar que esta no es una habilidad que surja de un día al otro. Se debe poner empeño y dedicación para mejorar día a día. Una vez que aprendas a mejorar la forma de expresar tus propias ideas te olvidarás del plagio intencional, pero aun así puedes caer en plagio no intencional.

Plagio no intencional

Este tipo de plagio ocurre mucho en los escritos académicos. Aquí el autor identifica cuáles son sus ideas propias y cuáles aprendió de otro autor y las usa en su redacción, pero no da crédito o la referencia no está clara o es incompleta. Este es un problema de incorrecta citación y puede derivar de:

  • Olvido: En medio del fragor de la inspiración se puede olvidar hacer el proceso de citación.
  • Desconocimiento de las normas de citación: A veces estamos redactando y sabemos perfectamente que tenemos que dar crédito a quien halló la evidencia o quien concibió esa teoría que estamos señalando, pero ¿Cómo? ¿Coloco el título de la obra? ¿El nombre del autor? ¿Y qué pasa si es una institución como la UNICEF o la CEPAL? Para evitar improvisar la citación o que cada persona tenga su propio criterio, se debe tomar un estilo de citación ya predeterminado y aplicarlos en el texto.

Manejo de estilos de citación

Seguro has escuchado de parte de los docentes cosas como “use normas APA” o la misma frase, pero con Vancouver, MLA, Chicago, IEEE, etc., bueno, estos son estilos de citación o normas de citación. Estas fueron creadas por diferentes organizaciones e instituciones que observaron el problema de la ambigüedad y la variedad de criterios a la hora de citar, por lo que proponen sistemas para solucionar esta situación.

Ningún sistema o estilo es mejor que otro, ninguno tiene ventajas superiores respecto a otro estilo en lo que atañe a reducir el plagio no intencional. El simple hecho de usar el estilo o sistema paso a paso ya elimina el plagio no intencional.

Tal vez conozcas el estilo de citación APA y los otros no. Es simplemente porque es muy popular, el estilo va bien con muchos tipos de escritos académicos y es bastante simple de usar. Fue creado por la American Psychological Association y actualmente publican con regularidad un manual muy extenso, completo y explicativo de cómo evitar plagio, también como investigar y finalmente cómo sistematizar las citas usadas.

He citado, pero igualmente he tenido plagio en mis textos académicos

Es posible que hayas utilizado las normas y el docente haya comentado “mal citado” o que directamente te dé un porcentaje alto de plagio en los softwares de detección. ¿Por qué? Como todo en la vida, se tiene que estudiar y practicar para no cometer errores.

A pesar de que los estilos de citación, sea APA o cualquier otro que prefiera la universidad, no son formulas complejas y no son ejercicios lógicos que se deban resolver, sí hay que estudiar, sistematizar, practicar y estar atentos a lo que se hace para aplicar todas las recomendaciones de citación y de lista de referencia, para presentar un documento pulido. Como con cualquier actividad, si no prestamos atención o nos confiamos demasiado, se cometerán errores. Para realizar un trabajo excelente no basta la buena intención.

Tal vez se te ha presentado la situación donde a pesar conocer la norma o estilo de citación y haber sido transparente con las referencias, al usar el software de detección que tu universidad contrató (ejemplo, Turnitin® o Urkund), mismo que normalmente es un requisito de evaluación, se reporta un cierto porcentaje de plagio preocupante. Aquí entra en conflicto otro elemento del pronto hablaremos en este blog de ADCAPRO.

Referencias

Timal, S.; Sanchez, F. (2017). El plagio en el contexto del derecho de autor. Tla-Melaua, revista de Ciencias Sociales, 11(42), 48-66. http://www.scielo.org.mx/pdf/tla/v11n42/1870-6916-tla-11-42-00048.pdf